No puedo darte más sabio consejo.
No hay enseñanza semejante
Hay que huir de una cabeza alterada.
Se ve de ello frecuentemente en la vida.
El príncipe encuentra placer en ello ;
Cualquier trato con bandidos, limitados, ridículos.
Un loco gritaba por todos lados
Que él vendía Sabiduría ; y los mortales crédulos
Para correr a comprarla : cada uno fue diligente.
Se secaban en fuertes convulsiones
Luego por su dinero se obtenía,
Un buen silbato un largo cordel de dos brazos
La mayoría se indignaban ; ¿para qué les servia?
Muchos eran ridiculizados, lo mejor era reír,
O irse, sin decir nada,
Con su silbato y su cuerda.
A buscarle sentido a la cosa,
Se hizo silbar tanto como un ignorante.
La razón es garante
De lo que hace un loco ? El azar es la causa
De todo lo que pasa en un cerebro herido.
Del cordel y el silbato por lo tanto embarazado,
Uno de los engañados encuentra un día un sabio,
Quien, sin dudar al instante,
Le dice : son estos puros pictogramas
Las gentes aconsejadas, y que quieren hacer bien,
Entre ellos y los locos tuvieron de ordinario
La longitud del hilo; pero tenlo por seguro
Por alguna razón semejante.
No te equivocaste : ese loco vende sabiduría.