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Psychanalyse & Clinique

Miedo y Sexualidad

El caso de Bertrand

Fecha de puesta en línea Sábado 4 de diciembre de 2004

Autor o autora : Jean-Pierre BÈGUE, Autor o autora : Margarita MOSQUERA Idioma de este artículo: français > Peur et sexualité

El autor trabaja de manera sencilla y muy clara la construcción inconsciente y el develamiento de una fobia en un joven de nuestros días, durante su tratamiento psicoanalítico. Es un texto que hace transmisión además del trabajo a diario en la clínica psicoanalítica. La fobia en este caso apareja: encuentro con la diferencia sexual anatómica, complejo de castración, padre humillado, madre autoritaria, dificultad para formular preguntas en un ambiente familiar violento, pero y, finalmente, el encuentro con el deseo inconsciente del sujeto que, había estado obstruido por su construcción imaginaria en lo relativo a la sexualidad. El analista, nos lleva poco a poco por cada una de las vivencias que el sujeto ha superado en la palabra y la escucha analítica, por los vericuetos de las formaciones del inconsciente, además de enseñarnos los momentos cruciales de un análisis: entrevistas preliminares, formulación de la demanda de análisis, momento de comprender (trabajo analítico) y momento de concluir.

MIEDO Y SEXUALIDAD,
El caso de Bertrand.
por: J.P. Bègue.

El miedo no hace parte del vocabulario del psicoanálisis, éste prefiere hablar de angustia, no obstante un simple y banal miedo o un miedo inconsciente, puede estar en el origen de numerosas perturbaciones psíquicas de nuestros pacientes. Me propongo ilustrar esta constatación obtenida por la práctica, relatando las sesiones más importantes de una cura en el curso de la cual se puede ver la influencia patógena de un miedo inconsciente a la sexualidad.

Bertrand es un joven hombre de 23 años, sobria y seriamente vestido con el aspecto que conviene al oficio que él ejerce como funcionario en un importante Ministerio Parisino.

Luego de una breve relación con una amiga de infancia, Bertrand se instala con una joven mujer con la cual pensaba casarse pero... experimenta inquietudes concernientes a la relación con su compañera; ésta se queja de relaciones muy breves que no le permiten acceder a un placer satisfactorio.

Bertrand habla con pena del problema de eyaculación precoz y de otros síntomas que perturban su vida social; se enrojece sin sazón cuando se encuentra solo con una mujer en la oficina, en el ascensor o incluso cuando cruza la mirada con una bonita jovencita en la terraza de un café. Su miedo a enrojecer es cada vez mayor en su vida cotidiana al punto que se las arregla para huir, cada vez que puede, de las situaciones ansiógenas en las cuales él sabe que su síntoma va a aparecer.

Es en este contexto que él se decide a emprender un análisis conmigo. En el curso de las primeras sesiones, escucho que Bertrand es hijo único y que su infancia y su adolescencia están marcadas por las violentas disputas entre sus padres.

El sentía, luego de estas frecuentas escenas familiares de las que él era testigo impotente y aterrorizado, una gran tristeza y abatimiento psíquico general.

Su padre estaba siempre colérico y su madre muy autoritaria, no dejaba lugar a su marido considerándolo como un bueno para nada, además ella tenía necesidad de este hijo no deseado (ella hubiera querido una niña y no se privaba de decirlo) para colmar su falta; ella no soportaba estar sola y lo generalizaba con un “uno” que le retiraba la posibilidad de decir “yo” y -a fortiori-, de decir “No”. Ella se ajustaba inconscientemente para que él estuviera enfermo desde su más temprana infancia: problema pulmonar, eczema, gripa y otitis constantes, acompañadas de fiebres; le testimoniaban durante esos momentos un poco más de afecto y de interés que en el tiempo normal.

El padre, artesano en su región, desvalorizado permanentemente en el discurso de la madre, no se interesaba mucho por su hijo pues no había deseado realmente ser padre.

Bertrand había hecho a pesar de estas desfavorables condiciones, altos estudios. En una sesión, él evoca su sueño de la noche anterior. El camina en un sitio campestre con una primita. Su mirada es atraída por un árbol cuyo tronco presenta una ligera cavidad, intrigado se aproxima y mete su dedo dentro. Cuando va a retirarlo, no puede, se ha atascado, y se pone a gritar de miedo y se despierta sudando.

Bertrand asocia sobre sus vacaciones en el campo en la casa familiar. Una tarde, había visto cerca de la finca un perro que montaba a una perra, luego los dos animales quedan pegados el uno al otro, tête bêche, cada uno tirando de su lado sin lograr separarse. El agricultor que entraba, los ve acoplados, se aproxima, pone su pie sobre las grupas y dio con fuerza una patada, lo que tuvo como efecto separar al perro de la perra que huyó gritando de dolor. Bertrand estaba aterrorizado por esta escena que lo siguió durante muchas semanas.

Algunos meses más tarde, Bertrad sueña que viajaba en tren. En el compartimiento, sentadas a su lado se encontraban muchas mujeres con su mamá. Al exterior, veía desfilar los bosques con árboles frondosos, luego el paisaje se transforma repentinamente, y ya no son más que troncos de árboles cortados a media altura hasta que su vista se perdía. Él recuerda una escena con su mamá en el curso de la cual parece desear ver y tocar su sexo, ésta lo logra, él le pregunta si ella también tiene uno, ella no le responde pero ríe.

En el curso de otra sesión Bertrand evoca una noche de su infancia; el es despertado por ruidos que vienen de la habitación de sus padres cuya puerta estaba cerrada. Intrigado, escucha con inquietud los jadeos, los murmullos y sobretodo escucha a su padre decir “eso me hace daño, ah!, eso me hace daño”.

Bertrand asocia otro recuerdo que evoca con pena: una mañana, el se levanta y ve con sorpresa una toalla ensangrentada colgada en una esquina del cuarto de baño. No osa formular cuestión alguna, tiene miedo, junta en su mente los ruidos que escuchó en la habitación de sus padres; imagina que su padre a sido herido por su madre en un acto violente y establece un lazo con la escena de los perros.

En otra sesión, Bertrand evoca un recuerdo de sus 5 años. Se ve jugando con una niña de su edad en un ropero mientras las madres discuten. Muy rapido, los juegos se hacen mas exploratorios, juegan al papá y a la mamá, juegan al doctor, Bertrand descubre la diferencia de los sexos y experimenta placer en sus caricias recíprocas. Esta escena se repetiría durante varios meses hasta un día en que Bertrand experimentó una muy fuerte vergüenza y se sintió culpable de lo que hacía, luego de lo cual tenía miedo de entrevistarse con esta pequeña muchacha y había dicho a sus padres que no quería ir más donde ella. En esta evocación, llora en silencio durante largos minutos.

Algunas semanas más tarde, Bertrand aborda con reticencia teñida de vergüenza, un episodio de su adolescencia en el que se masturbaba con frecuencia luego de excitarse con ropa interior perteneciente a la madre, el miedo en el estómago de ser descubierto y castigado.

Su padre le había dado, más o menos en el mismo periodo, un libro de su época cuyo título era “lo que todo hombre joven debería saber”, esta obra advertía sobre las enfermedades venéreas que de las que se podría contagiar con las mujeres y sus dramáticas consecuencias para la salud. Ahora en su barrio, Bertrand atravesaba frecuentemente la calle de las prostitutas que lo invitaban murmurando provocadoras: “ven querido”. Él a la vez fascinado y asustado por estas mujeres que tenían los muslos desnudos y los senos apenas ocultos.

En una sesión posterior, Bertrand lleva un sueño que le viene de forma recurrente desde su adolescencia. Se ve con una mujer a la que él se acerca y apenas su pene entra en contacto con el sexo de la mujer, el esperma se vacía lentamente sin que el pueda hacer nada para impedirlo.

Luego de algunas sesiones, Bertrand se acuerda poco a poco que, cuando él era pequeño, su madre tenía la costumbre de tenerle su sexo para hacerlo orinar en la bacinilla. Cree acordarse igualmente que, durante todo este periodo no lograba orinar si su mamá no le tenía el pene, era el contacto de la mano lo que desencadenaba la emisión de orina. Falta aún hacer el lazo entre la orina, el esperma y el contacto corporal.

Para este paciente, el miedo inconsciente del acto sexual tiene su origen en muchos elementos: la angustia inconsciente de castración (los árboles cortados), el miedo al agujero del que no podía retirar el dedo, la escena de los perros, la palabra del padre (estoy mal), la toalla manchada de sangre, la culpabilidad experimentada luego de los juegos sexuales, el miedo asociado a la masturbación del adolescente y a las enfermedades con las que se podría contagiar con las mujeres (el libro regalado por el padre), en fin, la mano de la madre sobre su pene seguida del efecto suscitaba un placer cuya representación estaba reprimida en el inconsciente.

El miedo inconsciente tiene un impacto sobre el deseo de Bertrand hacia las mujeres perturbando su funcionamiento psíquico, bajo el efecto de este miedo, Bertrand pone por fuera de si mismo este deseo, a través de un mecanismo de proyección inconsciente y transforma el objeto deseado en objeto temido creando así, la fobia de enrojecer y una ausencia de deseo consciente por las mujeres.

La fobia permite a Bertrand, evitar, provocando su huída, la confrontación con el objeto temido conscientemente (la mujer) al que el continúa no obstante deseando inconscientemente.

La fobia procede del miedo inconsciente; tiene por objeto impedir el aproximarse a una mujer y cuando esta aproximación se realiza a pesar de todo, el miedo provoca la eyaculación precoz poniendo así un término al acto sexual cuanto antes sobre todo teniendo en cuenta que a este miedo se sobreañade el rastro inconsciente del contacto con la mano de la madre.

Al cabo de dos años de análisis, Bertrand pudo acceder, gracias al trabajo de verbalización, rememoración y análisis de la transferencia, a una vida sexual calificada como satisfactoria por él y por su compañera. Su fobia ha desaparecido, no obstante él experimenta aún, en ciertos momentos, temores con relación a una eventual recaída. Es una de las razones por las cuales seguimos aun el trabajo analítico.

Ver en línea : Site de Jean-Pierre Bègue

P.-S.

Hay algun término que no supe traducir del francés.
tenga la amabilidad de corregir además cualquier sentido que por mi considere haya sido no bien leído.
margarita_mosquera@epm.net.co
gracias. margarita mosquera

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