La ciencia es el arte de hacer preguntas.
Cuando no se hace alguna pregunta, no nace
alguna pulsión epistemológica. No se puede
saber,… ¿saber qué por cierto? ¡Saber la
verdad, de seguro! ¿La verdad o, a falta de, la
palabra verdadera sobre la verdad, de lo cual
se nos dice que ella no existe? ¿Cuál podría
ser la verdad? La verdad sobre la sexualidad,
sobre Dios, sobre la muerte, sobre el amor, o
la Verdad sobre el infinito, sobre el virus del
paludismo, sobre el antídoto contra la guerra,
sobre la belleza, sobre el tiempo que se
desvanece y en el que sentimos, etc.
La verdad toda, nada más que la verdad,
desnuda.
La matemática2 también ha querido, a su
tiempo, conocer la verdad sobre ella misma.
¿Nació ella misma de padres consistentes y
poseedores de genes sólidos? ¿De qué está
hecha ella, exactamente, la matemática?
Finalmente, al querer desterrar sus propias
raíces genealógicas, la matemática ha creído
trazar un saber potencialmente infinito sobre
ella misma. ¿Qué es [el saber]
verdaderamente?
La realidad no existe. Lo real es totalmente
inaccesible. ¿Por qué algún saber sobre lo
Real no nos puede liberar de nuestra
ignorancia? Todo esto, simplemente, porque
nosotros nunca tendremos acceso exhaustivo.
Para cada uno de nosotros, lo real es
construido después de nuestro primer grito a
partir de imágenes y sonidos, de sensaciones
táctiles y guturales y de pensamiento y luego
sucesivamente a partir de tipos de películas
en las que cada uno de nosotros es el héroe.
Un juego de roles, a detallar en tanto no hay
algún escenario ni director en escena. Cada
uno de nosotros escribío el guión a medida y en la medida que pasaba el espectáculo de
nuestras vidas. Entonces, se puede imaginar
cómo el desarrollo de todos esos guiones
entremezclados podría generar las
contradicciones o las imposibilidades de
conclusión ante cierta elección.
La verdad, es esto que es como ello y que
falta hacer con. He ahí la verdad que es difícil
de entender.
La verdad… lo verdadero… ¡estándar
axiomático!
¡Una historia de « gato » extravagante!
El niño que observa a una araña tejer su tela
está intrigado y asombrado… como yo
cuando observo soñar a mis gatos.
Mis gatos sueñan. Es suficiente observarlos
durante su sueño para persuadirse de ello:
sus globos oculares se mueven, sus patas
tiemblan y ellos gruñen, como si ellos
estuvieran despiertos disputándose un
territorio, de alimentación o de reproducción.
¿Qué sueñan los gatos?
Yo supongo que, como nosotros, ellos
registran durante sus tiempos de vigilia
millones de informaciones salidas de eso que
ellos ven, de eso que ellos huelen, de eso que
ellos tocan, de eso que sus cinco sentidos les
dicen sobre su medio ambiente, su alrededor.
Evidentemente, todas las informaciones
percibidas por los sentidos no son tratadas
con la misma prioridad ni con la misma
atención. Pero, tratadas o no, todas las
informaciones son registradas una parte, en
la memoria, bajo la forma de impronta
sensorial, gustativa, auditiva, olfativa, visual
o imaginada, o finalmente táctil. Las
informaciones no tratadas no son
simbolizadas o significantizadas (y no significadas), ellas quedan en el estado en que ellas
son percibidas, y no podrían entonces
sobresalir sino bajo esta forma totalmente
descontextualizada. Sus lazos con el contexto
en el cual sus informaciones brutas han sido
percibidas, pueden estar desligados,
desconectados por el paso del tiempo o por
las interacciones lamentables, como se dice,
sensibles o lamentables, o quizás peligrosas.
Se puede entonces suponer que existe, en la
memoria del gato, las informaciones
perceptivas no simbolizadas, que habrían
perdido todo lazo con las otras informaciones
conectadas que constituyen el consciente, o lo
que se llama en el hombre el campo de la
palabra que sabe eso que ella dice.
Se puede enseguida suponer que el sueño se
nutre de elementos pertenecientes a este
conjunto, casi infinito de informaciones
perceptivas, sean ellas simbolizadas y ligadas
o bien desconectadas y libres. Por tanto, si se
supone que el cerebro del pequeño animal
está también dotado de esta capacidad de
invención o de reconstitución aproximativa,
eso explicaría muy bien que al menos dos
gatos sobre esta Tierra sueñan y duermen.
Todo esto no son más que suposiciones
hipotéticas, imposibles de verificar o de
validar luego en una cualquier experiencia
científica… ¡imposible sin la palabra del gato!
Aún otra pregunta, ¿cómo el animal « gato »
vive esta realidad virtual sobrevenida
durante su dormir? Durante el sueño, se
puede apostar que está, como nosotros,
sumergido por la verosimilitud de eso que
sus sentidos perciben virtualmente: los
músculos se contraen, la mirada se perturba,
igual algunas veces la uretra se distiende y
¡se orina! – esto prueba que el cuerpo
responde a las informaciones venidas del
cerebro, sin hacer distinción entra el estímulo
real o externo y su reproducción por el
mecanismo del sueño -. Todas las informaciones que se creían perdidas, puesto que no
simbolizadas, mezcladas con aquellas que
pueblan nuestras memorias, reconstituyendo
casi perfectamente un escenario improvisado
que tiene las apariencias de la realidad.
Entonces, ¿cómo, diablo, se despierta el
animal « gato »? ¿Al despertar, tiene aún la
impresión de estar en un sueño? ¿Que se
observa?
Los ojos aún medio cerrados, no muy vivos,
la marcha casi dubitativa, la lentitud y
pesadumbrez de estar vivo que emerge de su
dormir no engaña, el gato emergiendo de su
dormir no más. Observemos las flores en el
momento del rocío, ¡se diría que ella estira
sus pequeñas hojas para preparar la
fotosíntesis…! O podría preguntarse si las
flores sueñan, pero entonces, habría que ser
poeta para autorizarse…
Para tener un verdadero enfoque científico,
como tal era la ambición de Freud, habría,
sobretodo, que preguntar a un gato si él ha
soñado y en qué ha soñado, en el caso de que
él recordase. Pero, para que un animal
« gato » pueda respondernos, tendría él
además que hablar nuestra misma lengua y
que él hubiese significantizado el contenido
del sueño por el simbólico. No tendremos
entonces jamás respuesta.
Finalmente, de igual manera puede darse que
el gato no se acuerde en absoluto de sus
actividades córtico-cerebrales nocturnas. El
gato sufriría por tanto de amnesia, y no sería
entonces histérico, puesto que la histérica
sufre de reminiscencias (yo utilizo acá una
contraparte).
Lo que sea, partamos de la hipótesis de que la
fabricación del sueño es un ensamblaje de
elementos o de trazos mnésicos de fuente
perceptiva, puesto en escena por el sujeto
mismo. Consideremos que los ingredientes
del sueño, sean estos aquellos del gato o míos, esos ingredientes vienen de este
conjunto de informaciones perceptivas
recibidas durante la vigilia, pero que su
escenificación revela un otro procedimiento
[distinto] a la pura y simple recuperación.
Esto es lo que nos dice LACAN, el 7 de
diciembre de 1966, cuando introduce la lógica
de BOOLE para ilustrar la estructura en red o
en enrejado de las asociaciones libres de
significantes. En efecto, la distinción a hacer
entre el sueño del gato y el nuestro sería que
él no simboliza las informaciones percibidas
para escenificarlas según un procedimiento
lógico ligado a la historia de aquello de quien
sueña. El sueño del gato asemeja a una
ficción en donde los elementos en escena
serían los retornos de las imágenes, sonidos y
olores salidos de la realidad devenida
imaginaria, pero una ficción que no tendría
algún impacto sobre las representaciones
mentales del gato en vigilia.
Al contrario, el sueño del humano, igual si
éste posee ciertas características de la
realidad, se autoriza a trastornar ciertas leyes
de esta realidad introduciendo
incoherencias, contradicciones,
deslizamientos o sustituciones. Estos
camuflajes, estos subterfugios, estas
transformaciones de la realidad (imágenes
ellas de lo Real) y esas invenciones que
caracterizan el sueño del ser hablante pueden
tomar sentido si se analiza el sueño siguiendo
una lógica a determinar cada vez… ¿Una
lógica?
¿Lógica del hablanteser?
Es precisamente de lógica la cuestión en el
seminario XIV. LACAN nos invita a
interesarnos en la lógica del fantasma,
comenzando por justificar este término de
« lógica ». ¿Habla él de la lógica matemática o
bien de una otra lógica, aquella del lugar
común, por ejemplo, o aquella de la
evidencia?
¿Cuáles son las invariantes del pensamiento
humano? En su tiempo Aristóteles había
definido el silogismo, como siendo una
asociación natural de elementos lenguajeros
colindantes de una deducción irrefutable:
« Todos los hombres son Mortales, Sócrates
es un Hombre, luego Sócrates es Mortal ».
Esta lógica está basada en proposiciones,
constituidas de elementos del discurso y en la
manera en que esas proposiciones se deducen
las unas de las otras, es decir una ley interna
al universo del discurso. Casi dos mil años
más tarde, esta lógica es formalizada, es decir
que las proposiciones son vaciadas de su
significación y no son puestas en
consideración sino las relaciones entres esas
proposiciones: « cualquiera sea x, x es un H
implica que x es un M; o S es un H; luego S es
un M» o en símbolos:
«

»
Esta escritura simbólica deja entrever la
elaboración de la teoría de conjuntos. En
efecto, Si el conjunto de los Hombres, H, está
incluido en el conjunto de los Mortales, M,
entonces deviene evidentemente lógico que
no importa cuáles elementos de H sean
también elemento de M, lo que dice el
silogismo, o en resumen

Esta relación de inclusión, que resume el
silogismo presentado, es una relación
estructural que no se puede negar; ella hace
parte de la estructura lógica del ser hablante,
y es un axioma (en tanto que patrón de
verdad: ¿no debe el hombre penetrar a la
mujer para procrear, y encontrarse por tanto,
por la situación del cuerpo, incluido en ella
durante unos segundos?)
¿Cuál relación con el sueño? LACAN nos
dice que el proceso del sueño sigue una
articulación lógica y luego que el fantasma
(escenario simbólico) es igualmente una
consecuencia de esta articulación lógica.
¿Lógica matemática?
La lógica matemática tiene la particularidad
de poder ser manipulada a ciegas, es decir sin
semántica. La lógica tiene primero una
función sintáctica y deductiva. Ella sería pues
un instrumento para acceder a la verdad, la
única y trascendente verdad, que ella porta
sobre la naturaleza, el universo o la psiquis…
Nosotros veremos, más aún, que esta
esperanza de tocar la verdad queda
volatizada en 1931, fecha en la cual LACAN
sostiene su tesis de doctorado y Gödel su
primer teorema de la incompletud.
Por el momento, sigamos a LACAN, quien
nos dice que el fantasma tiene el estatuto de
una norma, que no es inmanente al
pensamiento. En otros términos, el fantasma
es un axioma del universo del discurso, un
axioma que tiene por tanto el valor de
verdad.
« Yo(moi), la verdad yo hablo », he aquí lo
que nos dice el fantasma. Esta afirmación
encuentra lo que dice en otra parte LACAN:
« El análisis tiene como fin el advenimiento
de una palabra verdadera.», por intermedio
de la travesía del fantasma, salida favorable
de un análisis finito e infinito.
« Yo(moi), la verdad hablo »… pero ¿cómo
habla ella ?
Ella habla por asociación libre. LACAN nos
indica que la asociación libre « nos lleva al
corazón de esta organización formal en donde
se trazan los primeros pasos de una lógica
matematizada que tiene un nombre: redes,
enrejados […] ». Y aquí retoma la lógica
booleana, puesto que un enrejado booleano es
un conjunto T en el cual están definidas dos
leyes internas (unión e intersección por
ejemplo) verificando los axiomas de
conmutabilidad, asociatividad, absorción,
existencia de un elemento nulo (sea el vacío,
por ejemplo), de un elemento universal (el
universo), como también los axiomas de
complementación y de distributividad.
En el sueño, los elementos recuperados en la
memoria son reorganizados y reensamblados
según los lazos, que LACAN
llama los « pequeños puentes », que sólo la
interpretación analítica está a la altura de
esclarecer. La hipótesis de LACAN es que
esos lazos son de naturaleza lógica, de una
lógica matemática de la que Gödel nos ha
mostrado que ella sería incompleta e
incompletable.
Sin por lo tanto considerar las últimas
revoluciones matemáticas, LACAN nos
recuerda que « Es característico de lo falso
dar siempre verdadero ». Él añade que : « La
característica de lo falso es que se deduce del
mismo paso, de la misma marcha, lo falso y
lo verdadero, él no excluye lo verdadero, lo
que sería muy fácil de reconocer, para
apercibirse de ello falta haber hecho un
mínimo de ejercicio lógico, es lamentable que
eso no haga parte de los estudios de
medicina ».
Efectivamente, en lógica matemática, la
implicación tiene una tabla de verdad que da
verdadera la proposición « F implica V ». Es
en efecto verdadero decir: « él niega entonces
yo hablo esta tarde. ». Lo que los trabajos de
Gödel no contradicen, puesto que ellos son el
prolongamiento filosófico de afirmar que la
verdad no se confunde con la
demostrabilidad.
LACAN continua: « es claro que la manera en
que Freud responde, nos lleva enseguida
sobre el terreno de la estructura de red […]
La función de la estructura de red como la
manera en que las líneas de asociación vienen
a convergir en los puntos, ilustran donde se
originan las salidas electivas, he aquí lo que
es indicado por FREUD. » En otros términos,
la estructura en red de la asociación libre nos
indicaría a partir de cuáles axiomas se
organizan los significantes y dirigen al
discurso que se dice, tras lo que se entiende.
LACAN nos recuerda aún en el seminario
sobre el hombre de los lobos (52-53), « Para él
[FREUD] la significación de un sueño se lee
en su trabajo de elaboración, de
transformación ». (P.8)
Pero, considerar la asociación libre como una
estructura en red de significantes no es
suficiente para descubrir la dimensión de la
verdad, es decir que los axiomas ocultos tras
la estructura no son fáciles de descubrir: « Se
dice, en toda la continuación de su obra, la
inquietud, la verdadera preocupación que él
[FREUD] tenía de esta dimensión que es de la
verdad ».
« ¿Dónde está el criterio de verdad? »,
pregunta FREUD. La pregunta se hace en
referencia al hombre de los lobos: « ¿Es
verdadero que él sostiene lo que se descubre
al interrogar la figura fundamental que se
manifiesta en el sueño en repetición del
hombre de los lobos? Es verdadero, no se
reduce a saber si sí o no, ¿y a qué edad ha
vivido una cosa que es reconstruida con
ayuda de la figura del sueño? Lo esencial es
saber cómo el sujeto, el hombre de los lobos,
ha podido verificar esta escena, de lo secreto
de su ser y por su síntoma, esto quiere decir
(porque FREUD no duda de la realidad de la
escena originaria) cómo ha podido él
articularla en términos propiamente de
significante. »
¿La verdad está escrita en alguna parte?
He aquí la pregunta que vuelve a traer la
problemática de la relación de la verdad al
significante, es decir, al juego del significante
y a las reglas que regulan ese juego. Respecto
a las reglas de la lógica matemática moderna,
se conocen aquellas de la conjunción, de la
implicación, de la equivalencia, de la
contraparte, de la negación, etc.
LACAN nos indica que « eso puede ser para
nosotros soporte, pero no soporte y apoyo a
lo que nos hemos de preguntar: es lícito lo que nosotros manejamos por la palabra, eso
que nosotros decimos, y decir que hay
verdad, es lícito de escribir lo que decimos
hasta el momento que la escritura va a ser
para nosotros el fundamento de nuestra
manipulación. » ¿Podría entenderse acá que
la interpretación analítica es del orden de una
re-escritura de la palabra dicha? Para Roberto
HARARI, « la interpretación sigue las vías
del desciframiento de una escritura hablada [1]. »
[2] ¿Desciframiento o lectura poética de una
escritura hablada? Dejo, ahí, la cuestión en
suspenso.
Pues LACAN añade: « en efecto, la lógica
moderna, yo vengo de decirlo y de repetirlo,
busca instituir, no voy a decir una
convención, sino una regla de escritura, la
dicha regla de escritura que de seguro ¿se
funda en qué? En el hecho de que en el
momento de constituir el alfabeto, hemos
colocado un cierto número de reglas
llamadas axiomas concernientes a su
manipulación correcta y que esto incluye una
palabra que nosotros mismos nos hemos
dado ».
Recordemos que en su seminario sobre el
hombre de los lobos, LACAN había dicho:
« El niño recuerda alguna cosa que ha
existido y que no puede ser rememorada
sobre el plano simbólico », es decir sobre el
plano donde una escritura puede ser inscrita.
Los axiomas, como bases de las reglas de
escritura del universo del discurso, son
entonces las promesas hechas a nosotros
mismos, como suerte de fantasmas
fundadores, inconfesables o intranscriptibles
en la palabra actual.
ENTONCES, el universo del discurso,
simbolizado por el conjunto de significantes,
salidos de nuestra percepción de la realidad o
elaborados por el mecanismo del sueño, el
universo del discurso se articula según una
lógica en donde los axiomas serías las
proposiciones fantasmáticas.
¿Qué quiere decir que el fantasma tiene el
carácter de un axioma? La pregunta es hecha
por Roberto HARARI. Siguiendo a LACAN
en el seminario XIV, La lógica del fantasma,
HARARI articula el significante y el axioma y
explicita la escritura del Fantasma.
Fantasma simbólico
« Que el fantasma se inscribe en el Simbólico
es un punto crucial para la clínica » nos dice
él. Retomando a LACAN en el LdF3, « Tal es
la función del fantasma en este orden del
deseo neurótico. Significación de verdad, he
dicho, ello quiere decir la misma cosa que
cuando usted siente vivamente una gran V,
pura convención en la teoría [de conjuntos],
cuando usted siente vivamente la
connotación de verdad de alguna cosa que
usted llama un axioma. ». Pues la verdad, en
lo que se dice en todo momento, tiene un
estatuto de axioma y el fantasma, en tanto
axioma, debe ser puesto « también
literalmente posible » (LACAN, LDF).
Aquí, LACAN, y con él HARARI, ponen en
juego una revolución matemática que ya ha
tenido lugar durante la gran crisis de los
fundamentos, y que concierne al estatuto
mismo del axioma.
En efecto, HARARI nos dice : « Si, tal como lo
recomienda LACAN, la cuestión se toma
« también literalmente posible », eso implica–
en el orden considerado – el intento de
definir las leyes de transformación que
aseguren a ese fantasma, en la deducción de
los enunciados del discurso inconsciente, el
lugar de un axioma » [3] . »
De una deducción retroactiva
Ahí, parece que la lógica del fantasma no
sigue todo al hacer la construcción de una
lógica matemática, puesto que, si se sigue el
razonamiento, el axioma no está al comienzo, ni es un punto de partida hipotético de la
estructuración del universo del discurso. El
axioma no es no más que una proposición
aislada, porque « sin puntuar sus
articulaciones, él [devendría] alguna cosa
parecida a una tierra de nadie » (HARARI) y
devendría un elemento « intangible y
sagrado ».
¿Podría comprenderse ahí que el fantasma no
tiene el mismo estatuto de acuerdo a la
hipótesis del continuo en el modelo de Gödel,
a saber verdadero pero indemostrable, y que
su confirmación o su refutación en tanto que
axioma en una teoría no implica la
inconsistencia de la teoría misma?
Entonces, contrariamente a la idea recibida
por una enseñanza de las matemáticas que
niega su historia, un axioma, « no del gusto
de ciertos positivistas – no se define en sí,
sino por una estructura conformada por
términos que se desprenden de un desarrollo
conceptual, que, por retroacción, son aquellos
que afirman la validez del axioma en tanto
tal » (HARARI, p.238). HARARI profundiza
aún más: « la enseñanza lacaniana sostiene
que el axioma es una construcción
determinada retroactivamente por un sistema
deductivo, lo que implica que la ciencia es un
fantasma de conocimiento, más allá de sus
efectos. » (HARARI, p.238)
Se conoce bien el fenómeno. Si no, ¿cómo
habría podido establecer Euclides sus
Elementos, en tanto conjunto queriéndose
exhaustivo de los axiomas de la aritmética, de
aquellos de la geometría plana y espacial, de
las transformaciones y de la lógica, si no por
retroacción de un sistema deductivo que no
sería más que su capacidad intuitiva asociada
a aquella del razonamiento? Porque la
intuición, después del positivismo, retomó el
lugar que lógicamente le es asignado en los
descubrimientos científicos y matemáticos.
La intuición asociada al razonamiento, lo que
se parece a la percepción asociada a la
articulación lógica de los significantes.
« Pero, ¿qué es un axioma? »
Prosigamos esta lectura de HARARI.
Existe una disyunción exclusiva a hacer
« Entre las formaciones del inconsciente – y
su dinamismo – y el fantasma – caracterizado
unilateralmente supuestamente por el
estatismo», estatismo connotado por la
noción de axioma. Pero, ¿qué es un axioma?
Consideremos la teoría axiomática de
conjuntos, que fue elaborada casi 2500 años
después de Euclides y Aristóteles, seguida de
un primer intento axiomático de la teoría
ingenua de conjuntos de BOOLE en la cual
habían sido identificadas las posibilidades de
las antinomias. En esta teoría reformulada,
los axiomas son colocados retroactivamente
por el sistema deductivo al cual ellos debían
servir de bases, de manera que el sistema en
cuestión sea consistente. En una tal teoría,
una expresión del tipo x pertenece a y no es
posible y válido sino únicamente cuando el
nivel de y es superior en una unidad (en
términos de conjunto) a x, de lo que resulta
entonces imposible la escritura x pertenece a
x – lo que nosotros habíamos visto
anteriormente con « el significante no puede
significarse a sí mismo ».
Ante todo, es difícil trazar una diferencia
entre axioma y postulado. Axioma, del latín
axioma, transcrito del griego axiôma, lo que
amerita, luego principio Postulado evidente,
del latín postulatum, participio pasado
neutro de postular, demandar.
El axioma sería entonces lo que parecería
evidente a los sentidos o a la intuición, el
postulado sería más del orden de la hipótesis
inicial, sobre la cual descansa un
razonamiento.
Brevemente, el axioma está caracterizado por:
1) la coherencia: pertenece al lenguaje del
sistema; « dicho de otra manera, comparte el
mismo dominio simbólico que el conjunto de
deducciones que le surgen y que le justifican retroactivamente. (HARARI, p.243)
2) La contributividad : implica otras
proposiciones del sistema, no está aislada y
sirve a las premisas de la deducción.
3) La consistencia : el axioma no implica
proposiciones contradictorias al interior del
sistema.
4)La independencia : el axioma es singular y
no puede ser la consecuencia deductiva de
algunos otros axiomas aceptados a la vez o
separadamente.
HARARI retoma el fantasma « pegan a un
niño » y muestra que esta proposición es
para entenderla así : « un niño es, siendo
pegado ».
« No se trata de suponer, por principio, que
la frase sola repetida por los analizantes de
FREUD, aisladamente, configura un fantasma
[…] » nos dice HARARI, pero « esta frase »
no vale nada en tanto que tal, por su propia
cuenta, si ella no está seguida de un sistema
de encadenamientos y de transformaciones
que son, en ese caso, del orden gramatical ».
(HARARI, p.245) Primer tiempo : « Papá
pega a un niño que yo odio – el hermanito en
general ; entonces él no lo ama. »
Segundo tiempo, aquel que falta en la
palabra : « es a mí a quien papá pega,
entonces él me ama ».
Tercer tiempo, evidentemente
interpretativo : « un niño es, siendo
pegado ». Lo que está ausente de la
enunciación, es esta conmutación de « es él
quien es pegado » a « soy yo quien soy
pegado » y por inversión de la valencia, nos
dice HARARI, que el padre lo hace porque él
me ama, lo que denota el masoquismo.
La interpretación acá consiste en colocar el
enunciado del segundo tiempo, de tal suerte
que haga emerger el estatuto del axioma del
primer tiempo, es decir de reconstruir la
escritura que devela la contrutividad de la
frase no dicha, para « imbricar de manera
consistente la deducción que confirma el
fantasma como tal » nos dice HARARI.
Entonces, sí, el fantasma es estático, y es
exactamente de esta estática que surge la
necesidad de cumplir las articulaciones de los
argumentos y significantes, que, ellos son
dinámicos, de suerte de encontrar la escritura
del fantasma, desde tiempo atrás perdido en
los meandros de la lógica del discurso.
Los tiempos del decir
Finalmente, para terminar, me gustaría llamar
su atención, y la mía además, sobre los
trastornos paradigmáticos que toman a mal la
concepción del tiempo con los teoremas de la
relatividad restringida y general de Einstein y
con eso que Gödel, con su teorema de la
incompletud, ha podido transponer en lo
concerniente a la filosofía del tiempo.
Reumiré groseramente las cosas así : la
materia no es más que una concentración
particular de energía, como el diamante es una
organización particular de átomos
constituyendo el grafito (la mina del lápiz). El
espacio-tiempo, considerado como un espacio
matemático en 4 dimensiones, es tal que el
tiempo se curva en la vecindad de toda
materia. Ha surgido esto que me dijo un
amigo : « Cuando me tiro por la ventana, no
caigo en el vacío, me deslizó sobre una
curvatura del tiempo. » .
Parece que se ha olvidado desgraciadamente
eso que los físicos y los matemáticos del siglo
20 aprendieron sobre el tiempo, y que
nosotros nos afianzamos todavía en creer que
el tiempo no puede medirse sino con la
ayuda de un reloj... lo que Einstein sobrepasó
con sus intuiciones devenidas paradigmas
científicos.
Finalmente, la teoría del caos, entre física
cuántica y matemática, recientemene probó
que la vieja y antigua concepción del tiempo
está mandada a revisar definitivamente,
¡incluso ahora en su enseñanza !
Notas
[1] yo subrayo
[2] en Roberto HARARI, « Fantasme : fin de
l’analyse ? », Ed. Erès, 2001, p.239
[3] LdF, 21/06/1967, note de HARARI, p.237